Miguel Cabrera, reconocido pintor de arte sacro, destacó también en la pintura profana con sus obras de castas, género que surgió en el siglo XVIII y representaba mezclas raciales. En 1763, Cabrera pintó una serie de dieciséis cuadros, de los cuales se exhiben cuatro: la mestiza, la mulata, la morisca y el tente en el aire. Estas obras muestran a las familias en contextos cotidianos, destacando la diversidad y riqueza de las tierras americanas mediante detalles como mercados, vestimenta y frutas propias de la región, aportando un retrato de la vida familiar y cultural de la época.
