Werner Herzog: Invitado de Honor 2012, Festival de Cine 4+1
Podría entenderse este fascinante, inquietante corto documental como el avance, con treinta años de antelación, de su largometraje Encuentros en el fin del mundo (2007), y también como el hermano mayor de Grizzly Man (2005), pero sobre todo hay que entenderlo como una de las ideas centrales que atraviesa la obra de Werner Herzog. ¿Cómo se integra la locura en el planeta de los hombres? ¿Qué pasaría si éste abandonara la Tierra? Nada. Todo transcurriría con normalidad, los días se sucederían igual que antes y el planeta seguiría, por supuesto, girando. Es el año 1977 y el volcán La Soufrière, en la isla de Guadalaupe (Antillas francesas), anuncia una inminente y violenta erupción que acabará con toda manifestación de vida a su alrededor. Lo mismo había ocurrido, a principios de siglo, en la vecina isla de Martinica --Herzog nos muestra las fotos, nos cuenta la terrible historia--, pero entonces las poblaciones vecinas no fueron evacuadas y todos (hombres, animales, vegetación) quedó aniquilado en pocas horas. Todos menos un reo de la prisión, un delincuente aislado en una celda sin ventanas. Cuando Herzog conoce que Guadalupe ha sido evacuada pero que algunos hombres han decidido quedarse, se lanza a localizarlos, a documentar quiénes son y a qué se debe su decisión. Bajo la inminencia de la gran erupción, sofocados por la nube de gases tóxicos que cubre la ciudad, el cineasta y sus ayudantes desafían el peligro mortal a la búsqueda de esos resistentes. Rastrean una ciudad silenciosa y fantasmal, en la que siguen brillando los semáforos y los animales deambulan sin rumbo. Se acercan al cráter y los encuentran. En un escenario del fin del mundo, acaso solo sobrevivirán los locos, los outcast, los que confían en el destino. (Carlos Reviriego)
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Werner Herzog: Guest of Honor, 4+1 Film Festival 2012
This fascinating and disturbing short documentary could well have been a preview of Encounters at the End of the World, produced thirty years later in 2007; although it could also be seen as a sort of a big brother to Grizzly Man (2005). But, above all, it should be seen as a film that touches upon one of the main themes in Werner Herzog's work. What is the role of madness on the human planet? What would happen if humans abandoned the Earth? Nothing. Everything would continue as usual, the days would continue to pass one after the other, and the planet would, of course, continue to turn on its axis. In 1977, La Soufrière, a volcano on the island of Guadeloupe in the French Antilles began warning of an impending violent eruption that was to destroy all life in its wake. That is precisely what had happened at the turn of the century on the neighboring island of Martinique. Herzog shows us photos and tells us the terrible story, although on that occasion the neighboring communities were not evacuated and every living being (humans, animals and plants) was annihilated within a few hours. They were all destroyed, except an inmate at the local prison; a convict who had been locked up in solitary confinement in a windowless cell. When Herzog finds out that Guadeloupe has been evacuated but a handful of men have nevertheless decided to stay, he sets off to look for them, in hopes of documenting who these people are and why they made this decision. Under the threat of the great volcanic eruption and suffocating on the toxic gas cloud that covers the city, the filmmaker and his assistants risk mortal danger in search of these rebels. The crew dredges through a silent ghost town where traffic lights still shine and animals wander about aimlessly. They approach the crater and find their subjects. It's possible that, when the end of the world arrives, the only survivors will be the sort of outcasts who are crazy enough to trust their own destiny. (Carlos Reviriego)
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