Conocemos a varios vendedores que, por alguna absurda razón, aunque en su vida sí aplican este concepto, en su vida laboral no lo hacen. Vendedores que saben que el no dar seguimiento no es beneficioso a sus ingresos, pero siguen viniendo todos los días a trabajar, sin dar seguimiento. Vendedores que saben que prospectar en la calle es beneficioso a la venta en piso, pero no salen a la calle y saben que eso no funciona y lo siguen haciendo así. Vendedores que comprenden que saber cómo cerrar es fundamental para vender más y mejor, pero no saben cerrar y lo llevan haciendo por años.
La técnica del soliloquio consiste en practicar, contigo mismo o con amigos y colegas, el arte de vender. No estamos hablando de practicar en tiempo real con tus clientes, estamos hablando de practicar fuera de las trincheras. Porque el desarrollar una disciplina propia y la capacidad de replicar hoy las cosas que funcionan y corregir aquellas que no, te beneficiará a tus ingresos y a tu vida futura; eso requiere de ti un esfuerzo adicional y un compromiso constante.
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