La Iglesia como madre que es, se llena de alegría en la fiesta de la Candelaria, al acoger a los nuevos hijos de Dios que fueron bautizados.
Al final de la misma y antes de cantar los gozos a Santa María del Mar(Los gozos son unas canciones religiosas que alaban a Nuestro Señor Jesucristo, a la Virgen y a los Santos, siempre bajo una advocación concreta. Se trataría de una forma de liturgia popular, practicada en actos de devoción colectiva: procesiones, romerías, novenas… que forman parte de la ceremonia), los padres y madres, con los niños en brazos, presentan a sus hijos a la Virgen rezando todos juntos esta
oración:
ORACIÓN
María, madre de Jesús, te presentamos a nuestros hijos, para que los ames y los ayudes como madre.
Nuestros hijos, por el Sacramento del Bautismo, se han hecho hijos de Dios, hermanos de Cristo, miembros vivos de su Iglesia y templos del Espíritu Santo.
Te ofrecemos sus ojos, para que sepan admirar las maravillas de la creación.
Te ofrecemos sus manos, para que aprendan a construir un mundo más humano y solidario.
Te ofrecemos su corazón, para que amen sin medida, como lo hizo tu Hijo, Jesús.
Te ofrecemos todo lo que son y serán, para que se enamoren del bien y aborrezcan el mal.
Madre, ¡aquí tienes a nuestros hijos! Que por tu poderosa intercesión, Dios los proteja en su alma y en su cuerpo, y los preserve de todos los males.
Y a nosotros, sus padres, ayúdanos a cumplir fielmente nuestras obligaciones con ellos, así como el compromiso que hemos contraído delante de Dios, que con nuestra palabra y especialmente con nuestro ejemplo les enseñemos a creer y practicar las verdades de la fe, y el amor al prójimo y el cumplimiento de la ley de Dios.
Virgen María, en ti confiamos. Ayúdanos.
CONSAGRACIÓN DE LOS NIÑOS A LA VIRGEN MARÍA
Oh Madre Inmaculada, que fuiste la Madre del Niño Jesús.
Te consagramos estos niños y los ponemos bajo tu protección.
Dales la salud del cuerpo y del alma, la luz de la verdad para su inteligencia, el amor del bien para su voluntad, y para su corazón la caridad para amar a Dios y al prójimo.
Vela sobre ellos y ayúdales a vivir como verdaderos cristianos.
Que todos los días de su vida te consideren como su Madre, hasta que los recibas en el cielo.
AMEN.
