Todos los desarrollos tecnológicos actuales se basan en la tecnología del silicio, un material muy abundante, pero que ha llegado a su techo de cristal en cuanto a la conductividad a tamaños muy pequeños y temperaturas extremas. EL Nobel de física en 2020 fue otorgado por el descubrimiento del grafeno, un derivado del grafito que puede ser conductor a tamaños de una lámina de átomos, así como soportar temperaturas extremas. Con una resistencia superior a la del acero y más ligero que el aire, el grafeno se alza como el material del futuro, un futuro construido a tamaño atómico, con desarrollos más potentes y transparente o incluso invisibles al ojo humano. La nanotecnología se apoya en materiales como el grafeno, cuya limitación es el coste tan elevado de su producción y las insuficientes cantidades para la demanda a nivel mundial. Es por ello que el MIT ha desarrollado nuevos materiales sobre los que copiar las propiedades del grafeno, con una técnica descubierta en 2017 también en el MIT, donde nació el grafeno.

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