El sur de Menorca se caracteriza por sus profundos barrancos y las calas que forman al final. Se trata de las calas de arena blanca y fina, fondos turquesa y pinos en los acantilados. Estas calas no son un mito, existen, y las encontramos en toda la costa sur de Menorca. Son lugares extraordinarios y uno de los mayores reclamos turísticos de las Baleares. En la zona sur encontramos, entre otras, Cala Mitjana, Trebalújer o Binigaus.
A veces, los barrancos no acaban en forma abrupta sinó que dan paso a grandes áreas abiertas. Entonces, en lugar de formarse pequeñas calas, encontraremos magníficas playas, como Son Bou o Sant Tomàs. En las modernas urbanizaciones turísticas, generalmente bien integradas en el paisaje, los visitantes encuentran un modelo turístico que rehuye la maisficación y las aglomeraciones. De esta manera, los turistas pueden disfrutar de la espectacularidad de los paisajes, y de un servicio turístico de máxima calidad.
Pero el sur no es sólo litoral. En la profundidad de sus barrancos, tema de numerosos cuentos y leyendas, se esconden cuevas, pozos y algunos de los hallazgos arqueológicos más relevantes en la actualidad. Sus pueblos, escrupulosamente emblanquecidos, conservan todo el encanto de la vida tradicional. En tiempos antiguos, los piratas del Mediterráneo asolaban con regularidad las costas menorquinas. Para protegerse de estos ataques, y ganar margen de maniobra, los pueblos del sur son poblaciones de interior.
Es Migjorn Gran es un pequeño pueblo muy bonito, mientras que Ferreries y Alaior son de tamaño medio y tienen mucha tradición en la elaboración de productos típicos. En el sur también encontramos un gran número de vestigios de la época talaiótica. Poblados, talaiots, basílicas y las enormes, misteriosas y fascinantes "taules". Estos restos arqueológicos, junto con las tradiciones y fiestas populares, hacen que la visita adquiera un extra de enriqueciemiento cultural. Y así, en Menorca, la mágia se suma a la belleza.
The south of Menorca is characterized by its deep ravines and the coves that form at the end. It is the coves of fine white sand, turquoise bottoms and pine trees on the cliffs. These coves are not a myth, they exist, and we find them all over the south coast of Menorca. They are extraordinary places and one of the biggest tourist attractions of the Balearic Islands. In the southern area we find, among others, Cala Mitjana, Trebalújer or Binigaus.
Sometimes, the ravines do not end abruptly but give way to large open areas. Then, instead of forming small coves, we will find magnificent beaches, such as Son Bou or Sant Tomàs. In modern tourist developments, generally well integrated into the landscape, visitors find a tourist model that avoids maisfication and crowds. In this way, tourists can enjoy the spectacular scenery, and a top quality tourist service.
But the south is not just coastal. In the depth of its ravines, the subject of numerous tales and legends, caves, wells and some of the most relevant archaeological finds are hidden today. Its towns, scrupulously whitewashed, retain all the charm of traditional life. In ancient times, Mediterranean pirates regularly ravaged the Menorcan coasts. To protect themselves from these attacks, and gain room for maneuver, the peoples of the south are inland populations.
Es Migjorn Gran is a very pretty small town, while Ferreries and Alaior are medium in size and have a long tradition of making typical products. In the south we also find a large number of vestiges of the Talayotic era. Villages, talaiots, basilicas and the enormous, mysterious and fascinating "taules". These archaeological remains, together with the traditions and popular festivals, make the visit acquire an extra cultural enrichment. And so, in Menorca, magic adds to beauty.
Música de cabecera: Miguel Valladares Salado.
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