ORACIÓN. Madre: Mis pensamientos están ahora recogidos en vuestras manos: presentadlos a Dios. Yo me obligo y
comprometo hoy con la presentación de este mi ramillete a
vivir en adelante recogido en Dios, a marchar en su presencia,
a no olvidarle, a contemplar sus grandezas... Yo me obligo
a orar sin cesar como me manda el Evangelio. Ofreced
mis votos a vuestro Hijo: cuidad, oh bella y amable jardinera,
cuidad de mis pensamientos, ordenadlos; a vuestra fidelidad
los fío.
I. Los pensamientos
1. Es una planta pequeña que embellece nuestros jardines.
De entre sus hojas sale uno y más hilos guiados por susbotoncitos;
revientan éstos y ofrecen a nuestra vista flores
pequeñas, pero muy finas y singulares en su forma y color.
No tienen olor, pero no todas las perfecciones han de estar
reunidas en una flor: únanse a la rosa y francesillas y otras
compañeras suyas, y juntas formarán un hermoso compuesto.
II. La oración
2. Elevar a Dios nuestros pensamientos, esto es oración.
Nuestra alma ha sido criada para contemplar, ver y mirar
a Dios. Lo criado, lo visible y lo material ha sido puesto a
nuestra vista para elevar nuestros pensamientos a Dios criador,
a Dios invisible, a Dios inmaterial. Sin oración el hombre
se envilece, se degrada, se materializa, y se hace peor que
los jumentos.
De las veinticuatro horas ¿no tenemos una destinada a
ordenar los pensamientos y dirigir una mirada a Dios, a Dios
que nos mira, a Dios que no nos olvida, a Dios que desde allá
en su eternidad piensa en nosotros? ¡Ah! y las veinticuatro
horas enteras ¿se han de emplear en los negocios de la tierra,
de la carne y de la sangre? ¿no es justo, no es racional
el que consagremos una a pensar y mirar a Dios? ¡Qué digo
yo! ¿una hora? ¿una hora y nada más? ¿qué impide el que
comamos, trabajemos y obremos teniendo a Dios presente?
Nada más que nuestro sensualismo.
III. Los pensamientos en María
3. Un solo pensamiento ocupó de lleno a María en toda
su vida, o, mejor diré, todos tendían, todos vinieron a parar a
un solo objeto, y fue: el hombre está perdido por la culpa; se
ha de salvar: Dios Salvador, Dios Redentor.
IV. Los pensamientos en las manos de María
4. ¿En qué piensas? En lo que amas. Donde está el
amor, está el corazón, y donde está el corazón, está la cabeza
no muy lejos y los pensamientos. ¿Piensas en Dios?
¿piensas bien en Dios? ¿tienes en Dios pensamientos
puros? ¿tienes de Dios aquella idea alta, sublime, grandiosa,
que corresponde a la realidad? Examínalo bien. Vengamos a
nuestro jardín: ¿cómo van nuestros pensamientos? Están en
flor... Recógelos todos, átalos, lígalos a la fe y al amor de
Dios, y preséntalos así recogidos a nuestra Señora, y dile:
Presentación de la flor
ORACIÓN. Madre: Mis pensamientos están ahora recogidos
en vuestras manos: presentadlos a Dios. Yo me obligo y
comprometo hoy con la presentación de este mi ramillete a
vivir en adelante recogido en Dios, a marchar en su presencia,
a no olvidarle, a contemplar sus grandezas... Yo me obligo
a orar sin cesar como me manda el Evangelio. Ofreced
mis votos a vuestro Hijo: cuidad, oh bella y amable jardinera,
cuidad de mis pensamientos, ordenadlos; a vuestra fidelidad
los fío..
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