Este proyecto nació como una necesidad de gritar y de señalar.
Impulsada por la rabia, Pamela tuvo la necesidad imperante de correr lo más rápido posible y contarle a la humanidad su historia para que no se le repitiera a ninguna otra mujer. Este impulso fue tras una terapia de mujeres a cargo de Maricarmen, psicóloga malagueña, quien colocó la pieza exacta en el momento exacto: en el mes de marzo del 2003. Pamela tenía 21 años.
Así también, la misma Maricarmen fue quien le aconsejó que toda esa energía de la rabia la decantara en un recipiente más efectivo: el arte. Y esto sucedió en julio del mismo año. Pamela tomó una serie de más de 50 fotografías, cuyos modelos fueron amistades, familia y su Andújar natal. En esta serie ella resumía su historia y la extendía con los parámetros que del feminismo iba comprendiendo. "Pero ¿qué nombre le pongo?" habrá pensado en su momento aquella Pamela veinteañera. Y la bautizó con "No solo duelen los golpes", aquella frase exacta de aquel momento exacto que escuchó de su psicóloga en aquel círculo de mujeres maltratadas.
En noviembre de ese mismo 2003, la universidad de Málaga en la que estudiaba, le invitó a presentar las fotografías y a que contara su testimonio a través de ellas. En noviembre del 2003, fue la "primera presentación" al público de Pamela Palenciano. Duró alrededor de 12 minutos porque no pudo continuar hablando, pillada por el dolor.
Entonces, el 25 de noviembre del 2003 nació "No solo duelen los golpes" de Pamela Palenciano con una presentación que duró doce minutos. Nunca se han separado desde entonces. Las dos han evolucionado a lo largo de los años con los mismos ingredientes de su gestación: necesidad de gritar, de señalar y la rabia moldeada a través del arte.
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