Las infecciones quirúrgicas pueden dividirse, siguiendo el viejo aforismo, en
aquellas que el cirujano opera y las que él produce con sus intervenciones. Entre las primeras cabe destacar las infecciones intraabdominales “primarias” como la apendicitis, la diverticulitis, la colecistitis o las debidas a perforación de una víscera hueca. Las infecciones graves de partes blandas constituyen un grupo importante de la patología quirúrgica infecciosa en el que son protagonistas patógenos específicos como el estreptococo del grupo A o los clostridios. Otra gran parte de las infecciones en cirugía están en relación con la incisión quirúrgica (infección de la herida quirúrgica o dehiscencias anastomóticas).
La frecuencia y las características de estas infecciones dependen fundamentalmente del territorio intervenido, del tipo de cirugía (cirugía limpia versus cirugía contaminada), de la técnica quirúrgica y del estado inmune y nutricional del paciente. La presencia de prótesis y de otros cuerpos extraños en el sitio quirúrgico puede favorecer la infección postoperatoria por microorganismos menos virulentos.
Canal Medicin
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