El galvanizado es un proceso al que se somete el acero para retrasar su corrosión. Para ello se sumerge la pieza o piezas de este metal en zinc. Existen varias formas de realizar este proceso:
1) Galvanizado en caliente. Se sumerge el acero en un baño de zinc fundido a unos 450ºC. Durante la inmersión se genera una reacción de difusión entre el zinc y el acero. En ella se forman diferentes capas de aleación. La capa exterior de zinc sirve como barrera protectora del metal y le da un color brillante característico. La capa intermedia protege al metal base contra la corrosión. La capa interior proporciona la zona de transición resistente al ataque sobre el metal base gracias al zinc.
2) Galvanizado en frío: se sumergen las piezas de acero en una solución de sal de zinc y se somete a electrólisis. El resultado no es tan duradero como el proceso en caliente.
3) Galvanizado eletrozincado: en este caso, es una corriente eléctrica la encargada de aplicar la capa de zinc a la superficie del material base de acero. La capa de zinc es muy fina, por lo que es menos resistente que si el galvanizado es en caliente.
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