Trece años atrancando bancos en los que traía de cabeza a las fuerzas de Seguridad del Estado. Jaime Giménez Arbe, El Solitario, atracaba, efectivamente, en solitario de manera muy metódica. Los psicólogos le definían como un hombre culto, inteligente y a la vez como frío, calculador y extremadamente peligroso. Siempre vestía con colores oscuros, una gabardina de color beige, chaleco antibalas y se camuflaba a en ocasiones bajo algún complemento de disfraz, eso sí, nunca faltaban en sus atracos sus dos pistolas, alguna vez incluso 3, manuales y automáticas, y una especie de guantes de silicona para evitar dejar huellas. Edita y presenta Belén Montes, redactora audiovisual de El Debate.

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