Una tormenta golpea el barco por tres días mientras Nefi está atado.
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13 Por tanto, no supieron por dónde habían de dirigir el barco, y en esto se desató una fuerte tempestad, sí, una tempestad fuerte y terrible, y fuimos impulsados hacia atrás sobre las aguas durante tres días; y empezaron a temer en gran manera que fueran a ahogarse en el mar. Sin embargo, no me desataban.
14 Y al cuarto día de haber sido impelidos hacia atrás, la tempestad comenzó a empeorar.
15 Y sucedió que estábamos a punto de ser tragados en las profundidades del mar. Y después que hubimos sido arrojados hacia atrás sobre las aguas durante cuatro días, mis hermanos empezaron a ver que los juicios de Dios estaban sobre ellos, y que tendrían que perecer a menos que se arrepintieran de sus iniquidades. Por tanto, se llegaron a mí y me desataron las ligaduras de las muñecas, y he aquí, estas estaban sumamente hinchadas; y también se me habían hinchado mucho los tobillos, y el dolor era grande.
16 No obstante, acudía a mi Dios y lo alababa todo el día; y no murmuré contra el Señor a causa de mis aflicciones.
17 Ahora bien, mi padre Lehi les había dicho muchas cosas, y también a los hijos de Ismael; pero he aquí que ellos proferían muchas amenazas a cualquiera que hablara en mi favor; y siendo mis padres de una edad muy avanzada, y habiendo padecido mucha aflicción a causa de sus hijos, cayeron enfermos, sí, aun tuvieron que guardar cama.
18 Y a causa de su dolor y mucha pena, y la iniquidad de mis hermanos, llegaron casi al punto de ser llevados de esta vida para volver a su Dios; sí, sus cabellos blancos estaban a punto de ser depositados en el polvo; sí, hasta estuvieron a punto de ser sepultados con dolor en las aguas.
19 Y también Jacob y José, siendo jóvenes todavía, y teniendo necesidad de mucho sostén, se acongojaron a causa de las aflicciones de su madre; y ni mi esposa con sus lágrimas y súplicas, ni tampoco mis hijos, lograron ablandar el corazón de mis hermanos y conseguir que estos me soltaran.
20 Y no había nada sino el poder de Dios, que amenazaba destruirlos, que ablandara sus corazones; así que, cuando se vieron próximos a ser sepultados en las profundidades del mar, se arrepintieron de lo que habían hecho conmigo, tanto así que me desataron.
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