La historia de la Estatua que Llora de Akita se remonta a 1973, en la ciudad de Akita, Japón. Akita es conocida por ser el lugar de un evento milagroso que involucra a una estatua de la Virgen María que se dice que lloró lágrimas de sangre.
Todo comenzó el 12 de junio de 1973, cuando una monja llamada Hermana Agnes Sasagawa, que vivía en un convento en Akita, experimentó una serie de apariciones marianas. Durante estas apariciones, la Virgen María supuestamente se le apareció a la Hermana Agnes y le reveló mensajes y advertencias para el mundo.
El fenómeno más notable ocurrió el 6 de julio de 1973, cuando la estatua de la Virgen María en la capilla del convento comenzó a llorar lágrimas de sangre. Este evento atrajo la atención de muchas personas y fue presenciado por varios testigos, incluidos sacerdotes y médicos. Las lágrimas de la estatua fueron analizadas y se confirmó que eran lágrimas humanas.
A lo largo de las apariciones, la Virgen María le habló a la Hermana Agnes sobre la importancia de la oración, la penitencia y la conversión. También advirtió sobre posibles desastres y conflictos que podrían afectar al mundo si la humanidad no se arrepentía y volvía a Dios.
Estos eventos milagrosos y los mensajes de la Virgen María llevaron a un aumento en la devoción mariana en Akita y en otras partes del mundo. La Iglesia católica local llevó a cabo investigaciones exhaustivas sobre los eventos y, en 1984, el obispo de la diócesis de Niigata, donde se encuentra Akita, emitió una declaración oficial reconociendo las apariciones y los mensajes como auténticos y dignos de creencia.
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