El verdadero amor, dice esta pareja, es lo que los ha mantenido unidos desde hace 45 años. Entre risas y abrazos, Fernandina y Eduardo narran desde su casa en Buriticá su historia como padres, esposos, amigos y claro está, antiguos habitantes de esta localidad, en donde además, la pasión que Eduardo ha alimentado toda su vida por la fotografía, lo convirtió en el testigo más privilegiado de la historia reciente de este municipio. A sus ochenta años, son innumerables las historias que él puede reconstruir junto a su esposa, mientras ven las fotos, verdaderos documentos históricos, relacionados con los eventos sociales, las transformaciones arquitectónicas, políticas, religiosas y sociales que ha experimentado Buriticá, un municipio, actualmente, en situación de jaque por la minería, pero que igual sueña con un futuro mejor soportado en gran medida por las regalías que recibirá del proyecto hidroeléctrico Pescadero-Ituango.
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