En las décadas de los '60 y '70, surgió el "boom" de la llamada rumba gitana, su principal mentor fue Peret, un catalán de etnia gitana, cantante, guitarrista y compositor, que logra abrir las puertas de las discotecas a la "rumba". A mediados de los '60 abandona Barcelona para irse a Madrid, y allí es contratado por "El Duende", un tablao flamenco perteneciente a Pastora Imperio y Gitanillo de Triana. Ahí, inició su escalada, con interpretaciones como "El muerto vivo", llegando a tener un gran éxito entre un público de diversas clases sociales. En 1967 grabó la canción del video "Una lágrima", una versión rumbera de un vals del compositor Monreal, que tuvo un éxito que ni él se lo esperaba, se convirtió en una de las canciones del verano de 1968. A partir de ese momento, Peret, comenzó a sonar en emisoras, discotecas y toda clase de fiestas.
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