Gabino Ezeiza, Tango Patagones (1905)
Una placa colocada en Azul 92, en el barrio de Flores, recuerda al negro Gabino Ezeiza. Allí, a los 58 años murió en su humilde casa, pobre como todos los juglares del pueblo.
La leyenda de Gabino se despierta cada 12 de octubre, cuando sus seguidores se reúnen en la tumba del cementerio de Flores, para brindarle homenaje a este personaje tan recordado y querido.
Sus primeras actuaciones
Recién se tiene noticias fehacientes de sus actuaciones en los primeros días de 1882, a través del semanario “La Broma”, una hoja periodística perteneciente a la comunidad morena. La nota publicada, comienza diciendo: “El lector se recordará de Gabino Ezeiza. Gabino era uno de los colaboradores de “La Juventud”, periódico que vivió más de lo que viven otros (…) Bien, Gabino se ha dedicado a la paya y para el efecto se ha hecho un excelente payador”.
El camino del payador, aunque en corto trecho, se estaba trazando. En ese mismo año aparece el nombre de Nemesio Trejo como cantor oficial del caudillo boquense José “Pepe” Fernández. Trejo fue quien acompañó a Ezeiza en sus primeros triunfos en Buenos Aires.
En 1884 Gabino alcanzó su consagración. En él obtuvo sus más resonantes éxitos, recibió elogios de altas personalidades, vivió días de gloria, logró el título de máximo improvisador, fue agasajado como un triunfador y lo más importante, impuso como arte y para siempre, el canto del payador en el Río de la Plata, donde puso de relieve su propia condición de artista.
No se sabe si enterado que en la vecina orilla había un payador con fama de invencible, llamado Juan de Nava, cruzó el charco para ponerse a prueba o sí a instancias de amigos comunes hubo un convenio previo, la cuestión es que Ezeiza en compañía de José María Silva, joven payador discípulo suyo y los guitarristas Gómez y Rodríguez, arribaron al puerto de Montevideo entre el 20 y 21 de julio.
Nava era cantor oficial y protegido del dictador Máximo Santos. El miércoles 23 hubo una tenida entre él y Gabino Ezeiza en la cancha de pelota de la calle San José entre Ibicuí y Quareim, propiedad del Sr. Jorge Díaz. El recinto estaba colmado con más de 300 personas. Aquella fue una jornada de gloria para el payador argentino y la prensa uruguaya no tuvo reparos en reconocer sus méritos: “… declaramos con toda sinceridad, que Gabino le lleva grandes ventajas a Nava, es un verdadero poeta, de inspiración levantada y que improvisa con pasmosa facilidad, midiendo acabadamente los versos, cosa rara entre la mayor parte de los que pasan por payadores”. (3)
En los días siguientes fue colmado de agasajos, visitas, invitaciones y obsequios, todos querían demostrarle su admiración. El viernes 25 por la mañana, respondiendo a una invitación del Presidente de la República, el general Máximo Santos, se presentó en el cuartel de la escolta presidencial, donde fue recibido por el primer mandatario. Hechas las presentaciones, pulsó la guitarra y saludó en florida improvisación al jefe de estado y a otras autoridades de gobierno, por lo cual fue objeto, aparte de las felicitaciones, de diferentes obsequios.
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