El dengue es una enfermedad conocida hace muchos años, enfermedad viral transmitida por mosquitos, principalmente el Aedes aegypti. Se caracteriza por síntomas como fiebre, dolor de cabeza intenso, dolores musculares y articulares, erupción cutánea y fatiga. En casos graves, puede causar complicaciones potencialmente mortales, como el dengue grave o hemorrágico, que provoca sangrado, baja presión arterial y fallo orgánico.

El dengue es endémico en regiones tropicales y subtropicales, donde las condiciones climáticas favorecen la proliferación del mosquito vector. La urbanización rápida y la falta de medidas adecuadas de control de vectores han contribuido a su propagación. No hay tratamiento específico para el dengue, por lo que el manejo se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones.

La prevención del dengue se basa en la eliminación de los criaderos de mosquitos, el uso de repelentes de insectos, el uso de mosquiteros y la promoción de medidas comunitarias de control vectorial. Además, la investigación de vacunas contra el dengue ha avanzado, aunque actualmente no hay una vacuna completamente efectiva y ampliamente disponible. El control continuo del vector y la concienciación pública son cruciales para mitigar el impacto del dengue en la salud pública.

La vacuna contra el dengue es una herramienta crucial en la lucha contra esta enfermedad viral transmitida por mosquitos. Hasta la fecha, la única vacuna aprobada es Dengvaxia, desarrollada por Sanofi Pasteur. Sin embargo, su uso está sujeto a restricciones y recomendaciones específicas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Dengvaxia es una vacuna tetravalente que protege contra los cuatro serotipos del virus del dengue. Su eficacia varía según la serotipo y la prevención de la enfermedad grave ha sido un desafío. Además, se han planteado preocupaciones sobre su seguridad, especialmente en personas que nunca han estado expuestas al virus del dengue. Por lo tanto, su uso se recomienda principalmente en áreas endémicas donde al menos el 70% de la población ha estado previamente expuesta al virus del dengue.

La investigación continúa en el desarrollo de nuevas vacunas contra el dengue, con el objetivo de mejorar la eficacia y seguridad. La prevención sigue siendo fundamental, con un énfasis en el control de vectores, como la eliminación de criaderos de mosquitos y el uso de repelentes. La combinación de estrategias de vacunación y control vectorial es esencial para reducir la carga del dengue en las comunidades afectadas.

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