La consagración al Inmaculado Corazón de María es un acontecimiento que sólo podrá llevar a cabo un número escogido de personas. ¿Quién las escogerá?
¡Nada más ni nada menos que la propia Virgen Santísima! Ella a través de los videntes de Medjugorje, elaboró un plan de preparación de 33 días, (33 es el número de años de la vida de Jesús, su Hijo amado) indicando las líneas maestras de cada uno de los días con mensajes para cada uno de ellos.
Los que llevan a cabo la consagración al Inmaculado Corazón de María, con una verdadera y sincera preparación, tal cual es solicitada por Ella misma y según sus propias palabras, recibirán al Espíritu Santo en sus corazones y sus vidas se encaminarán hacia una santidad y perfección radical, bajo la protección especial de la Santísima Virgen.
A partir del momento de la consagración, Ella los alistará en su ejército triunfador y formarán parte de su séquito el día del Señor. Sólo se requiere meditar cada día lo que la Santísima Virgen habla para cada uno de ellos, poner en práctica lo que Ella misma sugiere en sus locuciones y prepararse intensa y sencillamente con la mejor disposición de ánimo, confiados de que Ella nos ayudará para que realmente surja una verdadera conversión en nuestro corazón. Es una promesa que Ella tiene al que desee formar parte de su gran Ejercito Triunfador.
Si a lo dicho se une la oración sincera de corazón, durante todo el periodo de preparación, la eficacia de esa oración estará garantizada por la propia promesa y palabra de la Santísima Virgen que está ya en el tiempo en que va a lograr aplastar definitivamente la cabeza de la serpiente infernal.
Si rechazas esta gracia particular, gratuita y no merecida por nadie y que Ella te está ofreciendo, estarás renunciando voluntariamente a una de las más grandes y mejores oportunidades que Dios ha concedido para tu Santificación y Salvación final. Esta es una gracia y un don que el Corazón de Jesús tenía reservado únicamente para estos tiempos finales.
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