La catalana Lidia Reyes, la mujer más tatuada de Europa, 'se ha hecho un Mila Ximénez', pero en plan 'extreme' multicolor. La de Mataró, de 32 años, no se ha pespunteado el rostro con hilos de oro ni se ha puesto bótox, ni tan siquiera se ha recogido las arrugas en un moño en el cogote, la 'chica de mirada fucsia' no busca aparentar menos edad, pero sí necesita desesperadamente más centímetros de piel.
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