“ Si se arrepiente, perdónalo ”
Santa Misa.
Padre Santiago.
Martín de Tours, Santo:
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Evangelio del día.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,1-6.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojas en al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»
Reflexión del Evangelio de hoy.
Si tu hermano te ofende siete veces en un día y siente veces te pide perdón, ¡¡perdónalo!!
Y esta misma sabiduría es la que nos muestra el sentido del perdón y de dónde brota o debe brotar el perdón mutuo.
En muchísimas ocasiones hemos oído decir: yo perdono pero no olvido. Parece ser complicado esto de no olvidar y tener presente lo que Jesús nos dice: perdonar, no siete veces, sino setenta veces siete. Quizá no recordamos con frecuencia el reiterado perdón que Dios nos concede a cada uno, cuando volviendo arrepentidos, tras una cadena continuada de fallos, pedimos que nos lo conceda.
Perdonar siempre. En toda circunstancia. Conscientes de haber sido beneficiados con el envío del Hijo, no para condenar, sino para que el mundo se salve por él. De este hontanar de amor manan el perdón y la misericordia que son, en sí mismos, el mejor testimonio de un amor sin límites. Así es el amor de Dios.
El pasaje del evangelio contiene una petición de los apóstoles: “Auméntanos la fe”. Ciertamente hay que tener verdadera fe, en el sentido de acogida de la revelación del perdón de Dios, por lo mismo de su amor y en el de respuesta consecuente: si Dios nos ha perdonado ¿no tendremos nosotros que hacer lo mismo? Se le pide a Jesús que aumente la fe y lo que responde a la petición nos resitúa ante el tema: “Si tuvierais fe como un granito de mostaza...” No es cantidad: auméntanos. Se trata de calidad de fe, de verdadera fe. Esa es la que hace mover montañas.
En esta sociedad de la que formamos parte, es parecido hacer visible que se puede perdonar siempre, aunque no podamos someter nuestra memoria. Pero no vinculemos el perdón a la posibilidad de olvidar, sino a la decidida determinación de seguir el ejemplo del maestro: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
¿Puedo perdonar yo?
¿Quiero perdonar siempre?
Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada).
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