El Conde Cagliostro encarga a su alumno el doctor Albarrán que investigue el maleficio que pesa sobre la familia Frankenhausen. Albarrán llega a la hacienda de Las ánimas, propiedad de Don Gonzalo, suegro del Conde Frankenhausen, que ha desaparecido, y que vive con su nieta Brunilda, hija del Conde y de una hija de Gonzalo muerta misteriosamente. Hay más muertes y Albarrán deduce, por una imprudencia de la sirvienta del Conde Hildegarda, que el criminal es Frankenhausen convertido en vampiro, y se enfrenta a él con un invento de Cagliostro el ácido álico de ajos negros. Frankenhausen lucha con Albarrán pero él le clava una estaca. Los demás vampiros invaden el pueblo pero Albarrán los derrota con el ácido. Brunilda es liberada del maleficio de su familia y se podrá casar.
