El 5 de agosto un escalofrío recorrió nuestro país. 33 mineros habían quedado atrapados en la Mina San José. Desde el primer día nuestro Gobierno asumió el compromiso incondicional de buscarlos, como si fueran nuestros propios hijos y, con la ayuda de Dios, rescatarlos sanos y salvos. Muchos perdieron la fe de encontrarlos con vida. Pero el 22 de agosto recibimos un inspirador mensaje que hizo que, en todos los hogares de nuestra patria, los chilenos llorásemos de emoción y alegría. Siete semanas más tarde se produjo el milagro del Campamento Esperanza. Logramos rescatar, uno a uno, a nuestros 33 mineros y devolverlos a la vida y a sus familias. Así, lo que comenzó como una tragedia, terminó como un testimonio, para Chile y el mundo entero, de la fuerza de la fe, el compromiso y la convicción. Pido un aplauso para nuestros mineros y para quienes los rescataron y los devolvieron a la vida.
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